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El resultado de las elecciones no nos ubica en un lugar de los extremos: el editorial de Lorena Maciel

¿Con cuánta gente hablaste de las medidas económicas? ¿Qué actividad suspendiste ayer para ver las medidas de Caputo? ¿Cómo te levantás esta mañana después de escuchar las medidas? ¿Qué sentimientos tenés, vos que lo votaste a Javier Milei y que algún amigo que votó a Sergio Massa te dice ‘viste, vos lo votaste, ahora callate’? Y vos, que no votaste a Milei, de pronto decís ‘la profecía autocumplida, se viene el final’.

Es importante. En todos los intercambios que hemos tenido en estas últimas horas que con todas las personas que hemos hablado saber que los argentinos no estamos tan en los extremos: aquellos que votaron a Milei no aprobaban todo lo que decía y tampoco todos lo que votaron a Massa aprobaban todo lo que decía.

Muchos decían ‘nos dejaron entre Frankestein y Drácula’, muchos optaron por no votar u otros dijeron ‘como demócratas que somos tenemos que votar y apostar por un modelo de algo’. La mayoría apostó por un modelo de cambio, por un modelo de país: ese fue el modelo de Milei.

Sin embargo, no necesariamente los ubica con la mano en una motosierra, los ubica en la frialdad de decir me importa muy poco cómo llegas a fin de mes, las fábricas, la persona que ya estaba haciendo malabares para llegar a fin de mes… eso no nos ubica en un lugar de los extremos.

Así como el que votó a Massa tampoco los ubica en un lugar de un estado a lo Venezuela, Nicolás Maduro, un estado del ‘viva la pepa’, que nadie controla y regalamos plata. ¿Por qué no vamos a los términos medios? Vayamos a los grises y terminemos con los fanatismos.

 

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