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Vuelta a clases presenciales: “La escuela fue y será el lugar más seguro en una sociedad”, dijo Gustavo Zorzoli

El exrector del Colegio Nacional Buenos Aires opinó sobre el regreso presencial a las aulas tras las restricciones por el coronavirus. En la mayoría de las provincias las clases empezarán el 1º de marzo, con sistemas bimodales según cada jurisdicción.

Luego de permanecer las escuelas cerradas durante todo el 2020 por la restricción dispuesta por el Gobierno a partir de la pandemia, este año el ministro de Educación de la Nación Nicolás Trotta, anunció la vuelta de las clases presenciales en todo el país.

Si bien las autoridades se mantienen en alerta y siguen con atención el avance de la curva de contagios, Trotta confirmó que “14 distritos” retomarán la presencialidad la primera semana de marzo: mientras que otros, como Jujuy y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), lo harán antes, en febrero.

Bajo ese contexto, el exrector del Colegio Nacional Buenos Aires, Gustavo Zorzoli opinó sobre el regreso presencial a las aulas: “La escuela fue y será el lugar más seguro en una sociedad”.

En su nota de opinión publicado en el diario La Nación remarcó que “en el momento en que en el hemisferio norte comenzaban a abrirlas, en cientos de ciudades de la Argentina no había circulación comunitaria del virus y la cantidad de contagios -salvo en el AMBA y un puñado de lugares más- no era significativa. Aun así, las escuelas permanecieron cerradas”.

“Muchas naciones apostaron por volver a la normalidad escolar y constituyeron fuente de conocimiento empírico acerca de cómo crecían o no los contagios en las instituciones educativas de diferentes niveles. Con esa casuística, y a partir de varias investigaciones a cargo de instituciones de salud pública, autónomas respecto de los gobiernos correspondientes, se produjo una decisión de política educativa en la mayoría de los Estados que puede resumirse en una frase: ‘Lo último que cerraremos son las escuelas y lo primero que abriremos serán las escuelas’. Esa máxima estuvo muy lejos de la visión del gobierno nacional y de buena parte de la dirigencia gremial docente. Incluso podría decirse que un alto porcentaje de la sociedad en su conjunto -familias, estudiantes y docentes- se declaró contrario a retornar a la presencialidad, por temor a que el virus se expandiera y se multiplicaran los casos”, agregó.

Gustavo Zorzoli, exrector del Colegio Nacional Buenos Aires

Al mismo tiempo, hizo una comparación con otros países como Italia, Alemania, España y Francia donde se inició con cierta “normalidad” el ciclo lectivo 2020-2021, “no sin asumir responsablemente el compromiso de tomar los recaudos de la situación frente al virus, más conocidos por todos que los divisores primos de número 30”. “Así fue que millones de estudiantes y docentes de otras latitudes se reencontraron en las escuelas. Es cierto, la fiesta pedagógica no duró lo esperado, porque una segunda ola de contagios azotó a esos países, producto de los descuidos durante sus vacaciones estivales”, comparó.

“Una semana antes de ingresar al receso invernal por las Fiestas, muchos gobiernos volvieron a cerrar las escuelas; pero antes, ya habían cerrado bares, clubes, restaurantes, teatros, cines, shoppings y otros lugares de reunión social. Sin embargo, ¿quién les quitaba lo bailado? Hoy en algunos de esos países las escuelas siguen cerradas (en Italia, por ejemplo) y otras se reabrieron, como las francesas. Mientras tanto, en nuestro país continuamos con la inmensa mayoría de los colegios cerrados -solo el 1% de los estudiantes tuvieron clases presenciales- y nos dedicamos a construir instrumentos que puedan establecer si es o no posible volver a las aulas. Me permito una digresión: ¿quiénes asumirán la responsabilidad de este desatino? ¿Cuándo escucharemos la autocrítica por este desmanejo? ¿Esperaremos a que la historia sea la que haga justicia?”, remarcó.

De acuerdo a un informe elaborado por las Naciones Unidas, con aportes de la Unesco y la OMS, en octubre pasado, determinó que no hay diferencias significativas en el riesgo de contagiarse con las aulas abiertas o cerradas, siempre que se tomen medidas de mitigación.

Por lo tanto, de acuerdo a su reflexión Zorzoli sostuvo: “El resultado no puede sorprender a nadie: la pérdida de un ciclo lectivo completo en el que muchos aprendieron poco o casi nada, porque no tuvieron un dispositivo electrónico o no contaron con conectividad aceptable o no tuvieron un espacio propio para estudiar. Estaba cantado lo que iba a suceder en un país en el que hoy las niñas, niños y jóvenes pobres superaron el 60% de la totalidad de ese grupo etario. Los datos de la tercera encuesta de Unicef son elocuentes: menos del 20% de los adolescentes consideran que sus aprendizajes en 2020 fueron muchos; aproximadamente 3 de cada 10 alumnos no pudieron avanzar en el aprendizaje o sostener una rutina relacionada con aprender, y a casi el 60% se le complicó mantener la atención”.

“En nuestro país no solo se tiró por la borda una serie de aprendizajes que la escuela debía asegurar y que no se van a recuperar, con un impacto negativo en las vidas de millones, que se va a materializar en un futuro menos promisorio para ellos, sino que se desatendieron múltiples responsabilidades que, progresivamente, ha ido asumiendo el sistema educativo: garantizar el cumplimiento del calendario de vacunación, que -es probable- acarreará enfermedades en su momento erradicadas; asegurar a niños y jóvenes pobres una alimentación que no puede ser equiparada nutricionalmente a la entrega quincenal de alimentos secos a lo largo de 10 meses; sostener la atención primaria de la salud (biológica y psicológica); atender casos de violencia intrafamiliar y de toda índole. Además, hay que incluir el bienestar emocional erosionado por la falta de socialización de los estudiantes de todas las edades. ¿Será por todo esto que 7 de cada 10 familias respondieron en la encuesta de Unicef que enviarían a sus hijos a la escuela este año?”, indicó.